“1816, El año en que no hubo verano” de Jordi Tello

Sinopsis oficial

Este es un libro de relatos poéticos, de ventanas a la vida donde asomarse con mirada crítica y piel sensible. Jordi Tello nos regala su mirada particular, siempre en clave poética…

Ficha técnica

Título: 1816, El año en que no hubo verano

Autor: Jordi Tello

Ediciones Urano

Colección: Titania Poet

ISBN: 978-84-16327-75-1

Rústica con solapas

Formato:130 x 180

Páginas: 192

Hola amigos lectores, en esta entrada quiero compartir con ustedes un poco sobre el poemario “1816, El año en que no hubo verano” escrito por español Jordi Tello, una obra, la cual deseaba leer desde que fue anunciada, en la cual encontré muchísimo más de lo esperada, por lo desde ahora puedo asegurarles que si le dan una oportunidad, se volverá parte indispensable de sus libreros.

Tal vez muchos de ustedes, al igual que yo, no estén acostumbrados a tomar entre sus manos libros de poesía, ojala esto último sea una mala percepción que tenga y me esté equivocado, ya que si es así, créanme, se están perdiendo de mucho.

Ahora bien, ¿de qué va este título en particular?

Jordi Tello nos comparte en el interior de estas páginas, versos, relatos y pensamientos que surgen de lo más profundo de su ser, momentos que ha pasado a lo largo de un viaje en el cual intentaba reponerse de un amor del pasado, así como vivencias que van desde, un paseo en una ciudad ajena, una plática con una camarera o con una vecina bastante curiosa, hasta aquellos encuentros de una sola noche que pueden llegar a marcar a uno de una forma que jamás hubiera imaginado.

Además de esto combina de una manera fantástica los sentimientos más puros y sinceros, los cuales son fácilmente de comprender por la manera tan natural de la que habla de ellos, con metáforas relacionadas con el monstruo de Frankenstein, motivo por el cual lleva ese peculiar título este poemario.

“Tú, que tenías mi amor, mi tiempo, mis sentimientos, decidiste marcharte. Mary Shelley creó Frankenstein, yo sé que amándote, contigo cree un monstruo”.

Igual quisiera compartir con ustedes que cada uno de estos escritos lleva un título propio, así como el día en que fueron creados, lo que hace que la experiencia se aún más personal; podría decirles que lean uno diario, pero estoy seguro que no podrán resistir la tentación de continuar pasado las páginas.

Otro punto a resaltar es que varias de las temáticas que aborda esta obras, son las diferentes expresiones de amor, hacia uno mismo, con una amiga, así como también el que un hombre puede llegar a sentir por otro, pero no por eso se vuelve exclusivo, ya que el sentimiento con el que nos habla su autor es universal y puede llegar al corazón de cualquiera de nosotros.

“… Pero, ¿a cuántas muertes podemos sobrevivir nosotros que somos las víctimas, los héroes y los canallas?”

Es difícil imaginar que esta pequeña obra pueda estar cargada de tanta emoción en su interior, motivo por el cual estoy seguro la amaran.

Así que si te gustado lo poco que te he contado sobre ella, espera a descubrir todo lo que se oculta en su interior, no lo pienses más y dale una oportunidad.

“De que te vas ya, nadie lo duda.

Es tu ausencia mi quebranto.

Cuánto te voy a odiar y cuánto

voy a pedirte que me des ayuda.

Empieza en mi balanza la locura

a pesar más incluso que el llanto.

La soledad que siento es adelanto

del presente que queda por tortura.

Cuántas noches voy a pedirte abrazo

y cuántas querré romper los lazos

y cuántas me pedirás no pasar la raya.

Cuántas veces te pediré adrede

Que te vayas, queriendo que quedes

Y que te quedes, queriendo que te vayas.”

Sobre el autor

Mi madre siempre dice que yo nací dos veces. No se equivoca. La primera fue cuando ella me dio luz, la segunda fue cuando, sin saber por qué razón ni con qué motivo, comencé a escribir.

Del primer parto no recuerdo nada, pero del segundo he de decir que, por extraño que parezca, nací en una isla totalmente desierta. Yo tenía catorce años.

Desde entonces hasta ahora, me he pasado toda la vida escribiendo porque dicen que los náufragos escribimos mensajes que lanzamos al mar en una botella de cristal para pedir auxilio. Ahora vivo en una gran ciudad, pero a veces regreso a esa isla a escribir. Mucho tiempo me ha costado comprender que los mensajes que tiraba al mar no eran mensajes de socorro sino una invitación para compartir esta isla.

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